9. El “tropismo positivo” hacia las emociones agradables y sus consecuencias.

“El cerebro es complicado, y la manera en que la actividad de un circuito se traduce en comportamiento depende de la actividad en muchos otros circuitos, todos trabajando juntos”.      

Daniel Liberman, Michael Long. The Molecule of More, 2018

¿Cuál es el precio de querer siempre dirigirnos hacia las emociones agradables y dejar de lado las que nos generan angustia o frustración? Si bien es una conducta entendible, tiene un precio muy alto.

Este costo se presenta, en los distintos niveles emocionales, de distinta manera. A nivel de las emociones primitivas básicas, si queremos solo experimentar las emociones positivas y buscamos evitar las negativas, nos perderemos del mensaje que las emociones desagradables quieren comunicarnos, mismo que puede ser muy poderoso para nuestra supervivencia y desarrollo. 1

Hemos visto que todas las emociones básicas tienen una función. Evitar estas emociones tendría efectos nada deseables.2 Por ejemplo, si buscamos evitar la agresión, no sabremos defendernos, ni poner los límites necesarios para nuestro bienestar. Estos límites se desarrollan como una conducta aprendida, basada precisamente en el buen funcionamiento de la agresión adaptativa, que es una emoción básica que no requiere aprendizaje.1

Si, por otro lado, quisiéramos evitar, a toda costa, sentir angustia, no podríamos protegernos, ni identificar peligros reales.3 Recordemos que las emociones básicas son un sustrato que la evolución ha desarrollado para poder sobrevivir, y si queremos sólo experimentar las positivas perdemos parte de la sabiduría de milenios de años de desarrollo.4

A nivel secundario, es decir, a nivel de nuestras conductas aprendidas inconscientes, mismas que se registran en ganglios basales, si bien hemos aprendido algunas emociones que NO son funcionales, tales como la vergüenza y la culpa,1 resolverlas implica trabajarlas, a pesar del desagrado que producen, tratando de entender cómo se gestaron.5

De esta manera, si queremos tramitar algunos tropiezos de nuestra historia, para poder seguir adelante, y cicatrizar las heridas, tenemos que tolerar el dolor que implica su curación.6  Generar un crecimiento afectivo requiere de trabajar con emociones que pueden no ser muy atractivas, pero que pueden permitirnos comprender el por qué hacemos lo qué hacemos y cómo podemos modificarlo para obtener mejores resultados. 7

Las defensas de carácter, aquéllas que están inmersas en nuestra manera de ser, obedecen a estas sensaciones inconscientes que nos llevan a comportarnos de cierta manera tratando de “evitar” sufrimientos antiguos. Nos colocan unos lentes del “allá y entonces” que nos impiden ver con claridad el “aquí y ahora”, limitando nuestra capacidad de adaptarnos a nuevas circunstancias.8

Para poder tramitar estas defensas caracterológicas es necesario romper ciertos paradigmas y patrones de conducta, lo cual despertará angustia y quizás enojo, incertidumbre, culpa y algunas otras emociones primarias y secundarias que no son agradables.9 Atravesarlas y elaborarlas nos permitirá desarrollar nuevas pautas de relación y una manera más apropiada de procesar la realidad,10 pero el proceso puede generar un disconfort significativo.11,12

Esta decisión no es tan sencilla debido a que las estrategias que utilizamos para evitar sentir las emociones desagradables son de una naturaleza tan inconsciente, como las propias fantasías que llevaron a su represión, encontrándose muy lejos del alcance de la conciencia.13

Podemos sinceramente querer trabajar con nuestra irritabilidad o nuestra necesidad de control, pero cuando llegamos a desentrañar la emoción que se encuentra debajo de esta conducta defensiva, algo parece jalarnos en sentido contrario.14

Las resistencias son aquellas fuerzas inconscientes que temen profundamente al cambio, precisamente por miedo a que las emociones inconscientes reprimidas hagan su aparición en el escenario y provoquen un daño irreversible. Por supuesto estos miedos se basan en fantasías infantiles, que como señalábamos, también son inconscientes. 11

Estas emociones se reprimieron en algún momento porque, guiados por el principio de placer,15,16 quisimos evitar el dolor, y contábamos solamente con recursos infantiles. Utilizamos las herramientas que en ese momento eran las únicas al alcance.10 Y me refiero no sólo de recursos para el manejo de la realidad material externa, sino también para el manejo de la realidad simbólica. Recordemos que el pensamiento infantil es egocéntrico, omnipotente y mágico17,18. Su manera de interpretar la causalidad dista mucho del manejo adulto abstracto, relacionado al desarrollo del lóbulo frontal.19 De ahí que las fantasías que sostienen a nuestras resistencias sean tan poderosas y se instalen incluso por encima de argumentos lógicos y racionales

Una niña de 4 años no puede cambiar su entorno, pero sí puede creer que “si se porta bien” logrará “controlar” el enojo de un papá, aunque éste haya tenido desde siempre serios problemas de violencia. No tiene otro recurso, no puede elegir alejarse, independizarse o convencer a su madre de protegerla.

En contraste, una mujer adulta pudiera elegir alejarse cuando alguien no la trata con suficiente respeto. Sin embargo, muchas relaciones de maltrato se sostienen sobre la fantasía infantil antes descrita de que se puede lograr el “cambio del otro” a través de ciertas actitudes personales, centrando en sí mismo la posibilidad de modificación del comportamiento o convicciones de la otra persona. Se utiliza una estrategia infantil para resolver un problema adulto, por absurdo que esto parezca.20

Esta fantasía puede estar apoyada en el terror inmanejable de ser abandonado, que para un pequeño es equivalente a la aniquilación, pues no puede sobrevivir por sí mismo.21 Para negar esta posibilidad, se elige, inconscientemente, refugiarse en la fantasía omnipotente infantil.18 Aceptar que esto no es posible, (controlar la respuesta del otro) equivale a asumir la posibilidad de que la persona se vaya, y que tenemos que tomar la responsabilidad de nuestra vida.

La paradoja es que, aunque no queramos saberlo, el abandono es una posibilidad mucho más factible en una relación de dependencia, y negar esta idea, reprimiéndola, es equivalente al avestruz que mete la cabeza en un agujero para no ver que se acerca el depredador.

Estas resistencias pueden ser tan sutiles y complejas que, en ocasiones, llega a ser muy difícil distinguirlas de un argumento lógico y válido, es más, pueden acompañarse de un argumento totalmente válido y sustentable, pero lo que en realidad busca es evitar el proceso emocional al que se teme. Puede argumentarse una dificultad económica, o el dolor de los hijos, que si bien son hechos que acompañan la difícil decisión y que seguramente afectarán, no son la verdadera razón que genera la permanencia.

En este tipo de problemas es muy importante descifrar compasivamente el contenido de la fantasía infantil subyacente, cuidando que el proceso no lleve a una sensación de tal desamparo, que desregule al sistema nervioso autónomo, llevando a la respuesta de lucha/huida o de disociación (como veíamos en capítulos anteriores). Y es que este miedo al abandono se revive como algo presente, no como un recuerdo, de ahí la importancia de trabajar con una aproximación compasiva hacia nuestro niño interno (que sigue existiendo a través de la activación de circuitos neuronales registrados subcorticalmente, especialmente en amígdala).22

Existen otros problemas significativos si solo favorecemos la presencia de las emociones agradables.

Si esta tendencia se presenta en la manera en que aprendemos a relacionarnos con la realidad y sus posibilidades, buscando la ley de la gratificación inmediata, la situación se complica y más aún si se da durante el período de formación de la personalidad. Tristemente, es un fenómeno muy común en esta época, en donde paradójicamente, un alto nivel de consumo de satisfactores se aparea a un grado aún mayor de insatisfacción.23

Resulta absolutamente contradictorio el hecho de que, en la época de mayor producción de bienes en los países desarrollados, encontremos los mayores índices de depresión y suicidio, especialmente en jóvenes.24,25

De acuerdo con la CDC el suicidio es la segunda causa de muerte en los jóvenes entre 17 y 34 años en países desarrollados y la depresión un padecimiento que ha duplicado su incidencia en los últimos años.25

La perspectiva que nos brinda la neurofisiología nos permite desentrañan una parte de esta contradicción. Y señalo que es solo una parte, debido a que se trata de un fenómeno de alta complejidad, que implica múltiples variables: sociales, alimenticias, culturales, históricas, etc. que desbordan nuestro objeto de estudio.25–27

Trataremos de entender, aunque sea de manera muy superficial, algunos de los impactos en nuestro neurofuncionamiento que genera la estimulación masiva que vivimos hoy en día.

En su libro “The Dopamine Nation” Anna Lembke23 describe nuestro mundo rodeado de satisfactores al alcance de un “click”, curiosamente acompañado por una importante dificultad para disfrutar la vida.  Señala, por otro lado, que nuestra capacidad de conexión, uno a uno, ha disminuido en un mundo que, a través de las redes sociales, nos pone al alcance a múltiples personas.28

Vivimos en el mundo del deseo, en que somos expuestos constantemente a aquello que no tenemos. Las moléculas que se secretan para poder experimentar profundamente “el aquí y ahora permitiendo el disfrute de lo que sucede (oxitocina, serotonina y endorfinas), están en una competencia desigual con la dopamina, la molécula que nos lleva a desear y a vivir en un mundo de posibilidades imaginadas, no siempre factibles: un mundo imaginario perfecto, muy distinto a la realidad cotidiana, sin el glamour de este imaginario proyectado al futuro, que carece de las “arrugas” que tiene la ropa que llevamos puesta.28

La molécula del “no es suficiente”, como describen en su maravilloso libro Daniel Z. Liberman y Michael E. Long, establece su reinado en un mundo donde se presentan innumerables estímulos deseables que aparecen como una promesa asequible.28

La falacia del mundo virtual presenta la posibilidad de esa vida perfecta que al no alcanzarse parece gritar “looser” a través del Instagram a quien no la tiene. La excesiva información y comunicación al instante muestra momento a momento lo que nos estamos perdiendo, activando una alerta constante y la famosa sensación de “FOMO” (“fear of missing out”) ese miedo a “quedarse fuera de lo que sucede”.

Se trata de una competencia obsesiva que requeriría una omnipresencia para poder cumplir satisfactoriamente su demanda, generando en los jóvenes una paradójica presencia-ausencia. Presencia en el mundo virtual y ausencia en el mundo de la interacción uno a uno.

Un mercado al alcance de un que te permite comprar incluso lo que ni siquiera te has probado o que aún no sale al mercado… Vivimos así una carrera irrefrenable imposible de alcanzar, en donde la dopamina, “The molecule of more” puede reinar sin restricciones.28

Pero sería injusto restringir la función de la dopamina a esta conducta adictiva, cuando esta maravillosa molécula cumple diversas funciones y participa en múltiples capacidades de nuestra rica actividad mental y de movimiento.

Tratemos de entender su importante papel, para más adelante poder explicar algunas de las consecuencias de su desregulación y cómo se relaciona con el problema de la satisfacción inmediata y la adicción.29

La dopamina es un neuromodulador, es decir, es un mensajero neurológico que puede aumentar o disminuir la respuesta excitatoria o inhibitoria del cerebro. 30 Trabaja en receptores de proteína G. Este tipo de receptores generan lo que se llama cadenas de fosforilación que llegan hasta el núcleo de la célula y pueden afectar la transcripción y expresión de genes, generando cambios a más largo plazo.31

La respuesta que produce la dopamina es más lenta que la que se genera por la apertura de canales iónicos, como la que producen el glutamato (que abre canales de Na- sodio-) o Gaba (que abre canales de Cl- cloro), que son neurotransmisores, el primero excitatorio y el segundo inhibitorio.30

Se dice que la dopamina es neuromodulador, porque actúa a la par de los neurotransmisores principalmente excitatorios, como la adrenalina o el glutamato, aunque también puede estar apareada a la actividad inhibitoria GABAérgica 32 Los neuromoduladores coordinan la manera de responder de un grupo de neuronas. Cambian la posibilidad de que ciertas neuronas se activen o se queden en inhibición. La dopamina puede jugar ambos roles en diferentes lugares del cerebro.30

Es muy baja la proporción de neuronas dopaminérgicas en comparación con otras poblaciones neuronales, sin embargo, tiene un importante impacto en el funcionamiento cerebral.30

Entre sus principales acciones, la dopamina está relacionada con las funciones tanto de movimiento como de motivación y recompensa. 30

Existen dos circuitos principales relacionadas con estas funciones básicas:

  • El Nigroestriado, relacionado con el movimiento y que va desde la Sustancia Nigra Pars Compacta, en el tallo cerebral, hacia los ganglios basales, especialmente hacia el dorsal estriado. Este circuito es el principalmente afectado en enfermedades como el Parkinson.
  • El Circuito meso-cortico-límbico: Este circuito tiene que ver con la recompensa, la motivación, la atención y el esfuerzo. Inicia en el área ventral tegmental, se dirige al núcleo acumbeo, que conecta con la amígdala e hipocampo para la memoria de estímulos asociados a la recompensa, llegando hasta la corteza prefrontal, que dirige el comportamiento hacia una meta.

Aquí es donde influyen drogas como la cocaína, anfetaminas y en general es el lugar donde actúan las adicciones, pero también es donde se genera el esfuerzo sostenido para la consecución de un objetivo a largo plazo. 29

Siendo nuestro objeto de estudio el tema de las emociones, nos abocaremos especialmente al circuito meso-cortico-límbico. Por su participación en el circuito de recompensa la dopamina juega un papel central en la dinámica del deseo.30Por lo mismo puede convertirse en una bendición o en una terrible maldición, dependiendo de la manera en que “administremos” esta poderosa herramienta.23

El circuito cortico-límbico no solo cuenta con inervación dopaminérgica. Existen neuronas GABA y glutamatérgicas que juegan un papel importante en este circuito de recompensa.29 Una corteza prefrontal bien desarrollada y un sistema límbico bien regulado constituyen la clave para una adecuada actividad dopaminérgica en relación con el deseo.33

La corteza prefrontal constituye el centro de control más evolucionado de nuestro cerebro. Es el último en haberse desarrollado a nivel evolutivo y también personal. Para un buen funcionamiento del circuito meso-cortico-límbico, una de las principales claves está en la participación de un sistema frontal suficientemente desarrollado, lo que permite que la activación dopaminérgica posea la dirección hacia un objetivo y permita el sostén del esfuerzo para el lograr de un fin.34 La madurez de este sistema permitirá el cambio de la activación dopaminérgica por la activación de otros sistemas de neurotransmisión como el serotoninérgico, cuando el objetivo se ha alcanzado.28 Como se puede apreciar es un proceso bastante complejo.

Qué pasa con este sistema de recompensa cuando lo habituamos a una satisfacción inmediata. ¿Por qué puede llevarnos a comportamientos adictivos tan lejos de la verdadera satisfacción?35 Como bien describen Liberman y Long, la dopamina no es la molécula de la felicidad, sino la del deseo, y siempre buscará lo que no se tiene. No alcanza la satisfacción, por su propia naturaleza, misma que nos ha llevado a aventurarnos a explo9rar y conquistar el mundo. 28

La dopamina juega un importante papel para la motivación y el esfuerzo, teniendo un lugar definitivo en la evolución, así como en el aprendizaje de nuevas conductas. Esta capacidad de esfuerzo llevó a nuestros ancestros a conseguir comida, refugio y pareja para poder sobrevivir.28 En un mundo de tantos satisfactores, el circuito de la recompensa se enfrenta con un contexto absolutamente distinto, pudiendo convertirse en un verdadero problema. No tenemos que aventurarnos para conseguir cazar y  arriesgarnos al enfrentar a la presa, basta con ir al OXXO de la esquina.28

La búsqueda de pareja también ha cambiado. Aparecen mil opciones en distintas aplicaciones que presentan infinidad de posibilidades. Tratemos de entender el efecto que tiene esta satisfacción inmediata en nuestro neurofuncionamiento.

La dopamina tiene dos tipos de secreción. Una que se llama tónica y otra fásica. Tratando de poner un ejemplo sencillo, digamos que la dopamina, al estar relacionada con la función de activación, no puede estar “apagada”.

Existe así un grupo de neuronas dopaminérgicas que se encuentran activas todo el tiempo. Esta sería la secreción tónica, que da un nivel de activación, que varía de acuerdo con el ambiente: si éste es relajante, habrá pocas neuronas en estado de activación tónica, si es un ambiente amenazador, habrá muchas neuronas en estado de activación tónica. Poniendo un ejemplo gráfico sería como “mantener el motor encendido” para poder arrancar en el momento que se requiera. El motor “encendido” ejemplificaría la secreción tónica.

La secreción fásica se refiere a la respuesta de activación ante un estímulo excitador. La secreción fásica, sería una secreción en picos arriba del nivel tónico y sólo puede darse en aquellas neuronas previamente encendidas en activación tónica. La activación fásica en nuestro ejemplo sería lo equivalente a acelerar y echar a andar el carro.

Imagen tomada de Grace. Dysregulation of the dopamine system

in the pathophysiology of schizophrenia and depression. 36

El Pálido Ventral (VP- Ventral Pallidum), que es uno de los ganglios basales, aporta inhibición a las neuronas dopaminérgicas. La entrada desde del Tegmento Pedunculo Pontino (PPT) aporta excitación glutamatérgica actuando en los receptores NMDA de las neuronas dopaminérgicas, generando la activación fásica. En un ambiente relajado las neuronas encendidas son menores debido a la actividad GABAergica que proviene del VP. 36

Quien esté interesado en profundizar en los aspectos neurofisiológicos del circuito puede acudir directamente a las fuentes arriba citadas.

Para nuestro objeto de estudio tratemos de entender que esta sensación de satisfacción se da cuando esta secreción fásica se presenta con un pico muy superior al nivel de la secreción tónica. La sensación de satisfacción que aparece posterior al logro de una meta (terminar un marathon, graduarse profesionalmente, etc.) tiene que ver con el radio de difercia que existe entre la estimulación fásica y la tónica.

La secreción fásica permite esta sensación de recompensa.30 Si mantenemos mucho tiempo el esfuerzo “ahorramos dopamina” que se secretará en el momento de la conseguir el objetivo.23 Si continuamente estamos accediendo al satisfactor, sin esfuerzo, continuamente se están secretando picos de secreción dopaminérgica, lo que tendrá varios efectos:

  • La diferencia entre el nivel tónico y fásico disminuye, por el efecto de la secreción fásica sobre la dopamina circulante.
  • Secundario a la secreción fásica el nivel tónico baja como respuesta compensatoria.
  • Recordemos que la capacidad de mantener una tarea y sostener el esfuerzo, sin la presencia inmediata del satsifactor, depende de la secreción tónica.
  • La baja de nivel tónico hará más suceptible al sistema a buscar estimulación fásica tratando de aumentar el nivel de dopamina circulante (conducta adictiva).
  • La continua secreción fásica irá depletando el neurotransmisor con más rapidez que la capacidad del organismo para producirlo, haciendo cada vez más necesaria la estimulación.

De esta manera la satisfacción inmediata constante lleva a la insatisfacción crónica.23

El estudio del circuito de la recompensa nos ha permitido entender las conductas adictivas en las que la satisfacción inmediata se va haciendo cada vez más necesaria en razón de la dificultad para manetener la motivación a largo plazo.28 El consumo excesivo de información, material virtual,  estímulos visuales, sustancias… lleva necesariamente a necesitar más.28

El nivel de motivación y la fuerza para mantener una tarea depende del nivel de dopamina circulante pero también el craving y los comportamientos adictivos y la adicción no sólo se refiere al consumo de drogas; el objeto de consumo puede ser la pornografía, las apuestas o incluso el trabajo. La dopamina también está relacionada con los comportamientos obsesivos cuando se encuentra desregulada.29

El equilibrio de esta molécula es básico para la salud. En cuanto a las relaciones señalan Liberman y Long que las moléculas de la satisfacción que son la oxcitocina, serotonina y endorfinas se secretan en el contacto. La dopamina es la molécula de la conquista y  abunda durante el período de la pasión.28

Pasar a relaciones duraderas requiere de permitr el decremento de la dopamina para entrar en la secreción de aquéllas moléculas de lo familiar y querido por ser parte de nuestra vida cotidiana. Es cambiar a la princesa o al principe a conquistar por el compañero entrañable e insustituible con quien tengo que compartir el baño, el gasto y la pasta de dientes y que requiere la renuncia al glamoroso mundo de la seducción.

Por eso es que muchas personas se quedan en la atractiva aventura de la conquista,  en el mundo de las infinitas posibilidades, de las múltiples aplicaciones de citas virtuales, que pueden generar una cantidad de parejas infinitas y con presentaciones de una diversidad inimaginable.23,35

Ahora bien, sería injusto decir que esta desregulación obedece simplemente a situaciones del contexto. Si bien el mundo actual es un lugar que favorece el consumismo y la satisfacción inmediata, existen sujetos con mayor fragilidad ante este problema.

Un sistema dopaminérgico sano y maduro al nacimiento al lado de una educación en un esfuerzo sensato llevan a un buen lugar.

Sin embargo existen sujetos que nacen con una desregulación dopaminérgica en diferentes áreas y que puede tener consecuencias muy graves, desde padecimientos como la esquizofrenia o bipolaridad cuando su activación es excesiva en el sistema límbico, por falta de neuronas GABAérgicas, 37,38hasta deficit frontal de dopamina que puede llevar a padecimientos como el deficit de atención o predisposición a desarrollar adicción al consumo de cocaina o anfetaminas (sin dejar de lado la importancia de los factores ambientales acompañantes), sobre todo cuando encontramos afecciones a nivel del lóbulo frontal que puede actuar como el regulador de este sistema de recompensa.19

A estos sujetos este mundo plagado de estímulos los afecta aún más gravemente y en algunos de ellos la desregulación es tan grave que le es difícil enfrentar la realidad cotidiana.39 Afortunadamente no son la gran mayoría de la población y entender estos mecanismos de deregulación esperemos que eventualmente lleve a una mejor atención de su doloroso padecimiento.

Cerremos este capítulo regresando al inicio, subrayando la impotancia del esfuerzo cotidiano y señalando que existe un peligro importante en sólo querer experimentar sensaciones o emociones agradables, pues esta tendencia puede desregular nuestro funcionamiento y llevarnos a una insatisfacción crónica, lo que puede ser verdaderamente triste.

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