Este cuento surgió del trabajo terapéutico con una hermosa niña que estaba luchando contra su enojo. Este cuento es un valiente intento por entender este enojo y utilizarlo de una manera sana, porque el enojo puede ser muy útil si podemos dirigirlo. Entre los dones que nos regala un enojo bien empleado están: nos da la fuerza para defendernos, nos ayuda a poner límites, a evitar una injusticia, a esforzarnos, vencer obstáculos y a muchas otras cosas. El problema es cuando se sale de control o aparece en momentos en que no es útil y nos confunde.
Este cuento es una maravillosa ejemplificación que puede servir también a los adultos que están trabajando con su impulsividad, pues no se trata de desaparecer al enojo; nos perderíamos de una herramienta indispensable para una vida sana
Estoy segura lo disfrutarás.