“El cerebro nunca debe jubilarse, sino trabajar noche y día”
“El cuerpo se me arruga, es inevitable, pero el cerebro no”
Rita Levi Montalcini. Premio Nobel Medicina 1986 por el descubrimiento factores tróficos
El término citoquinas se refiere a un grupo de proteínas y glucoproteínas que son producidas por distintos tipos de células y actúan como reguladoras de múltiples respuestas celulares.1 Estas citoquinas intervienen en diversas funciones.
Si tomamos como ejemplo a la respuesta inmunológica, existen citoquinas específicas que activan la respuesta de defensa, mientras que otras la suspenden.2 Algunas de estas citoquinas son pro-inflamatorias, como la IL6 (Interleucina 6) o la IL 1 (interleucina 1),mientras que otras son anti-inflamatorias como la IL 10 (interleucina 10), permitiendo al sistema inmune iniciar la respuesta inflamatoria, por ejemplo, para rodear al microbio o al cuerpo extraño impidiendo su diseminación por el cuerpo, para luego desactivar la defensa cuando ha terminado la batalla.3 Con este ejemplo lo que se quiere señalar es que las citoquinas son moléculas que producen cambios al interior de la célula, mismos que generan distintas respuestas.4
Las citoquinas pueden ejercer su acción en la propia célula que las secreta (autocrinas) en alguna célula vecina (paracrinas), a través de interacciones celulares (yuxtracrino) o través de su solubilidad en ciertos receptores de membrana (retrocrino).1
Dentro de nuestro tema de estudio, que es la neuroplasticidad, estamos particularmente interesados en aquellas citoquinas con funciones neurotróficas. Es decir, aquéllas que producen cambios en la neurona.
Trófico deriva de la voz griega “tropos” que significa alimenticio. De esta manera, estamos interesados en el estudio de aquellas moléculas proteicas que actúan como alimento para las neuronas, favoreciendo su crecimiento, diferenciación, migración y desarrollo.5
En el cerebro encontramos múltiples citoquinas que generan cascadas de respuestas celulares para producir cambios al interior de la neurona. Actúan como factores de crecimiento, activando ciertos genes en el núcleo de la neurona o en las precursoras neuronales o gliales, favoreciendo su crecimiento y diferenciación celular.
Una de las citoquinas neurotróficas más estudiadas es el Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro, BDNF, por sus siglas en inglés (Brain Derived Neurotrophic Factor). Ahondaremos en este y otros factores de crecimiento neuronal que se han convertido en interesantes herramientas para la estimulación del desarrollo y recuperación del funcionamiento cerebral. Cada de estas citoquinas presenta funciones muy específicas y actúa en diferentes poblaciones celulares. Su efecto depende además de los receptores que activan en la célula que los recibe.6
Algunas de estas citoquinas favorecen la neurogénesis7 (es decir la producción de nuevas neuronas) y no sólo el crecimiento, desarrollo y conexión de las neuronas existentes.8
Si bien sabemos que las neuronas han perdido su capacidad mitótica, debido a su especialización y diferenciación para el procesamiento y envío de información, esta neurogénesis se da a través de la estimulación de las células madre neuronales (neuroblastos) que se encuentran en determinadas áreas cerebrales.9,10
Durante mucho tiempo se pensó que la neurogénesis no existía después del nacimiento, pero se ha comprobado su existencia a través diversos experimentos. 11,12 Las principales áreas con densidad de nuevas poblaciones neuronales la constituyen las zonas subventricular y subgranular del hipocampo. Las células de la zona subventricular migran hacia el bulbo olfatorio.13
De esta manera la existencia de citoquinas que estimulan, la neurogénesis y el crecimiento, desarrollo y migración de neuronas resulta especialmente interesante.
Sobre todo, si a partir de una valoración neurofuncional pueden detectarse que ciertos padecimientos mentales se relacionan con el déficit en el funcionamiento de ciertos circuitos y poblaciones neuronales.14
Por ejemplo, se ha visto que la esquizofrenia15 y el trastorno bipolar16 se relacionan no sólo con una desregulación de la actividad dopaminérgica, sino que esta desregulación parece ir asociada a un déficit muy importante de neuronas GABAérgicas que condicionan una hiperactivación generalizada de la corteza en el primer padecimiento y de la actividad límbica en el segundo.16
Otros padecimientos, como la depresión, se han visto asociados al déficit de la producción de BDNF en áreas de la corteza prefrontal e hipocampo.17,18
En los siguientes apartados iremos analizando algunas de estas moléculas y sus funciones, apreciando su importante potencial para el tratamiento de distintos padecimientos neurofuncionales. Estas moléculas neurotróficas abren nuevas posibilidades para al abordaje de problemas de neurodesarrollo, padecimientos crónicos e incluso degenerativos.19,20
Estamos brindándole al cerebro un alimento, como su nombre lo dice, una molécula trófica, para favorecer su desarrollo.21,22
Cada una de estas moléculas es una herramienta poderosa, pero como toda herramienta debe saberse cómo y cuándo usarse, identificando las situaciones en que su uso se vuelve contraproducente, de ahí la importancia de un diagnóstico adecuado. Sería muy peligroso utilizar una citoquina excitatoria ante una actividad paroxística no identificada.23
De esta manera se vuelve indispensable una valoración neurofuncional completa previa al uso de estas moléculas.
En los siguientes capítulos iremos desarrollando algunas de estas principales citoquinas.
Bibliografía
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